Vino Rancio Seco Selección

12,00 IVA inc.

Formato: 50 cl

Vol: 15 %

El vino rancio seco cuenta con un aroma cautivo con notas de nueces tostadas, almendras y especias. En boca, sorpréndete con su sabor seco y complejo, donde se entrelazan sabores de avellanas, cítricos con un final prolongado y elegante. Con un color ámbar profundo típico de los vinos rancios.

 

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Descripción

Vino Rancio Seco Selección

 

Formato: 50 cl

Vol: 15 %

La tradición vinícola de Cataluña se enriquece con la diversidad de sus vinos rancios, que reflejan la riqueza de su terruño y el arte de sus vinicultores. Cada botella cuenta una historia única, fusionando técnicas ancestrales con innovación enológica para ofrecer experiencias sensoriales inigualables.

El vino rancio seco cuenta con un aroma cautivo con notas de nueces tostadas, almendras y especias. En boca, sorpréndete con su sabor seco y complejo, donde se entrelazan sabores de avellanas, cítricos con un final prolongado y elegante. Con un color ámbar profundo típico de los vinos rancios.

El vino rancio seco cuenta con un aroma cautivo con notas de nueces tostadas, almendras y especias. En boca, sorpréndete con su sabor seco y complejo, donde se entrelazan sabores de avellanas, cítricos con un final prolongado y elegante. Con un color ámbar profundo típico de los vinos rancios.

El vino rancio es una variedad única y apreciada en el mundo de los vinos, conocida por su sabor y aroma distintivos derivados de un proceso de oxidación controlada. Este proceso implica exponer el vino a la acción del aire durante un período prolongado, lo que permite que los componentes químicos del vino se transformen y desarrollen sabores característicos.

El vino rancio se producen principalmente en regiones vinícolas específicas, como Jerez en España o el Jura en Francia, donde las condiciones ambientales favorecen la oxidación lenta y gradual del vino. Las uvas utilizadas para elaborar vino rancio suelen ser variedades locales que aportan complejidad y carácter al producto final. 

Entre estas variedades se encuentran la Palomino y Pedro Ximénez en España, y la Savagnin y Chardonnay en Francia, entre otras.

Durante el proceso de envejecimiento, el vino rancio adquiere un color ámbar o dorado y desarrolla aromas y sabores intensos que van desde frutos secos como nueces y avellanas hasta notas de caramelo, madera y especias. Su sabor puede ser sorprendentemente complejo y persistente en el paladar, con una acidez equilibrada que realza sus cualidades.

 

En Cataluña, vinos de carácter singular

Una parte significativa de los vinos distintivos que se elaboran en Cataluña provienen de la variedad de uva garnacha, tanto blanca como tinta.

El proceso de maduración puede llevarse a cabo en recipientes de vidrio expuestos al sol, mediante crianza estática en barricas de madera con llenados periódicos, o a través del sistema de soleras en botas o grandes toneles de madera. Los vinos blancos desarrollan un cautivador tono dorado rojizo debido a la oxidación en barricas y toneles antiguos.
Por otro lado, los tintos adquieren una tonalidad caoba clara con reflejos ocres. En estos vinos, la pigmentación tiende a reducirse notablemente debido a la precipitación de parte de los “antocianos” responsables del color en el fondo de las barricas.

Los vinos de carácter singular de la región meridional de Cataluña ofrecen una verdadera explosión de aromas y sabores. Se destacan matices que van desde lo cocido hasta lo tostado, con reminiscencias de especias, frutos secos (como almendra tostada y avellanas), y notas de caramelo.

Cada Denominación de Origen (DO) catalana establece sus propias normativas en cuanto al proceso de maduración. En líneas generales, suele comenzarse con una crianza oxidativa rápida en recipientes de vidrio. Posteriormente, el vino reposa durante al menos un año en grandes cubas o barriles de madera.

La graduación alcohólica mínima de los vinos destinados a este estilo singular no suele ser inferior a los 14 grados. Durante el proceso, se añade alcohol vínico para alcanzar una graduación que oscile entre los 17 y 18 grados.

 

El vino rancio se clasifica en varias categorías 

según su estilo y tiempo de envejecimiento, que van desde vinos jóvenes con perfiles frescos y vivos hasta vinos más añejos con sabores más concentrados y profundos. Algunas variedades también se someten a procesos de crianza bajo velo de flor, que contribuyen a su carácter único y a su capacidad de envejecimiento.

Aunque el término “rancio” puede asociarse con la idea de deterioro o descomposición, en el contexto del vino rancio, este proceso de oxidación controlada se considera deseable y contribuye a su singularidad y carácter. Es una bebida que a menudo se disfruta como aperitivo o como acompañamiento de platos salados, quesos añejos o postres.

En resumen, el vino rancio es una joya vinícola que combina historia, tradición y artesanía, ofreciendo una experiencia sensorial única para los amantes del vino que buscan explorar nuevos sabores y aromas.

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